El AIKIDO. Un arte marcial; un estilo de vida

aikido, budo, Aikido Dento Iwana Ryu

Siempre he tenido cierta sensibilidad por las Artes Marciales, y el Aikido, ha sido una de las que me han llamado especialmente la atención hasta que fui invitado a ver un seminario. Desde entonces, sin duda alguna, “me gusta”.

En 2013, pude asistir a los entrenamientos que se llevaban a cabo durante un seminario organizado por ACADIR ( Asociación Catalana de Aikido Dento Iwana Ryu), que contaba con la presencia del Sensei Stefano Di Carlo (5to Dan) y la verdad, fue una pasada así que desde aquí, antes de entrar en materia, mi agradecimiento tanto al Dtor. Técnico de ACADIR, el Sensei Josep Roldán (3er Dan), como al Sensei Stefano Di Carlo y, por supuesto, a los alumnos que asistieron a las sesiones de entrenamiento y me dejaron mover con absoluta libertad, cámara en ristre.

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Sensei Josep Roldán (3er Dan)
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Sensei Stefano Di Carlo (5º Dan)

Los que me conocen, saben que las “Artes Marciales” me gustan más desde el punto de vista del desarrollo personal, que como técnica de combate pura y dura. Es más, distingo entre gimnasios y escuelas, entre técnica de combate y arte marcial. Un matiz quizá sutil, pero profundo en lo que al individuo se refiere, y el Aikido, bien enseñado, es de las artes que mayor y más relajada “carga emocional” me transmite, simplemente viéndolo.

 

A ver como explico esto. 

Partamos de la base de que su fundador, O’Sensei Morihei Ueshiba, allá por 1930, lo concibió como

 

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 … un arte que lejos de pretender alimentar la competitividad y la perfección en el combate, tenía como fin primordial el alcanzar la perfección del ser humano en sí mismo, integrando y armonizando a la persona en lo físico, lo mental y lo energético, a través del

entrenamiento y la perseverancia,

del respeto a sí mismo y a los demás.

 

 

A la vista de esta descripción, podemos pensar que realmente el Aikido, siendo un arte marcial moderno basado en artes clásicas, va más allá del mero entrenamiento de la técnica de combate, pero ¿realmente es así?

Pronto para responder. Por ahora, voy a tratar de explicar lo que he “percibido” en estas sesiones, que ha sido mucho.

Pensando solamente en los factores comunes a todas las artes marciales, tenemos el hecho de que se practican en un espacio conocido como Dojo, y que en todos ellos…

… destaca una pared de referencia denominada Kamiza,

… en la que figura la simbología propia de la escuela; Yoseikan, Yoshinkan, Aikikai, etc. En este caso, lo presiden el gran maestro fundador del Aikido

O’Sensei Morihei Ueshiba,

… y el actual Soke (máximo representante) de la escuela  Shinshin Aikishurenkai,

Sensei Morihito Saito.

 

Otro aspecto de habitual coincidencia en las artes marciales, es que siempre comienzan y terminan las clases con un saludo ritual (el REI SHIKI) orientado a mostrar el respeto a la kamiza, al sensei, y a los compañeros que comparten dojo y enseñanzas.

Tras el saludo inicial, toca no perder detalle de las explicaciones del sensei, pero no sólo por aprender la correcta ejecución de las técnicas, sino para evitar pequeños errores que pueden ser causa de lesión propia, o del oponente.

Concretamente en el aikido, barridos, proyecciones y luxaciones son las tres principales técnicas -derivan en muchísimas más- que incluso en sus versiones más básicas, ejecutadas incorrectamente, pueden traer consecuencias no esperadas como podemos intuir en la siguiente imagen, en la que el Sensei Josep Roldán ejecuta una técnica de luxación para derribar al atacante.

En la siguiente secuencia, vemos al Sensei Stefano Di Carlo haciendo una técnica de proyección aparentemente sin esfuerzo, … en la que su atacante casi me alcanza.

En esta otra serie podemos ver cómo, nuevamente sin aparente esfuerzo, derriba a su atacante con una serie de movimientos circulares.

¿Os habéis fijado? ¿Notáis algo?

 

Evidentemente no es lo mismo percibirlo dinámicamente en un video, que a través de imágenes estáticas, y en vivo ya ni te cuento, pero según iba viendo la ejecución de sucesivas técnicas, me llamaba cada vez más la atención que todas esas técnicas, eran una concatenación fluida de movimientos realizados de tal manera, que los percibía

llenos de energía y, de alguna manera, faltos de esfuerzo.

Ahí es donde aparece a mi modo de ver, el mayor rasgo diferenciador del Aikido frente a otras artes marciales como por ejemplo el Karate-do, que en su escuela Shotokan tiene una máxima que dice …

Karate ni sente nashi“.

 

Algo así como que “En Karate no existe un primer ataque”. Dicho de otra forma, que cada movimiento es único y definitivo a nivel de intencionalidad. Otra cosa es que se concatenen “varios movimientos únicos” de ataque, defensa, o una combinación de ambos, pero todos son únicos.

El desarrollo de esta máxima, como una ejecución con principio y fin establecidos, obliga al dominio del “kime” (… la gestión eficiente de la energía física y mental en cada movimiento) y en ciertas ocasiones, cuando culmina en el conocido “Kiai” o grito de guerra (… una proyección abrupta de “energía” que puede aumentar la eficacia del golpe), al dominio de ese grito sobre el que mi Sensei siempre nos insistía….

“Todo el mundo puede dar un grito, pero en eso, no consiste el Kiai.”

 

En ambos casos, Aikido y Karate-do, hablaríamos del “Ki” inherente al arte marcial. Un concepto que se traduce de distintas formas entorno a la energía, la intencionalidad emocional de los movimientos… En cualquier caso, es “un concepto” que cuando eres capaz de verlo, marca la diferencia en las ejecuciones.

En el caso del Aikido, estamos hablando de la enseñanza por la vía (DO) tanto de la armonía, fluidez y dinamismo de los movimientos (AI) como de la energía y actitud (KI) individual del aikidoka… “AI-KI-DO”, pero por encima de este concepto respecto al practicante, parece haber una simbiosis entre ambos contendientes, un fluir continuo armónico y energético en cada ejecución, como si se tratara de uno solo.

Para lograr semejante característica, el Tori (atacante) y Uke (defensor), deben tener entre ellos una gran armonía y respeto.

Como me dijeron uno de los días del seminario, …

 

… un perfecto Tori hará un perfecto Uke, y para ser un perfecto Uke hay que ser capaz de tener interiorizado al perfecto Tori.

 

¡Cuánta verdad! Además, posiblemente sea lo más difícil de prender. Requiere mucho “tiempo y actitud”, y eso precisamente, es lo que hace del Aikido un arte marcial minoritario; estamos en la sociedad del aquí y ahora.

Cuantas más técnicas veamos ejecutar, más nos daremos cuenta de que se trabaja canalizando la energía y gestionando el esfuerzo en una armonización constante con el oponente. Siempre a través de movimientos de anticipación, dispersión o encuentro, y como ya comentamos, …

… recanalizando la energía o inercia del Tori (atacante) a base de desplazamientos y movimientos circulares, lineales o espirales, con barridos, proyecciones o luxaciones.

En fin, un complejo arcoíris de movimientos conjuntos del Tori y del Uke, en los que son especialmente importantes, los agarres…

No hay que olvidar otro ámbito en la práctica del Aikido, y es del uso de las armas porque al fin y al cabo, en sus orígenes (desarrollado entre 1930 y 1960) se alimentó de viejas artes tanto a mano desnuda como con armas, así que su uso, forma parte del entrenamiento.

Entre ellas cabe destacar el Jo, que es un palo de madera corto, el Bokken o espada de madera y el Tanto o cuchillo de madera.

En la siguiente serie podemos ver al Sensei Josep Roldan desarmando a un Tori con bokken. Se armoniza con él, dejando fluir la energía del ataque en la misma dirección en que se ejecuta para con una leve luxación, provocar que gire en espiral sobre su propio centro de gravedad hasta el suelo… derribado y desarmado.

Pura física y la principal energía, la del atacante.

 

He de decir que en su momento, me surgió la duda respecto al aprendizaje del uso de la katana (más bien bokken) en Aikido frente al Kendo, y hay que entender que la utilización de las armas en aikido no es un fin en sí mismo, sino un complemento para la formación del aikidoca tanto a nivel de kihon (entrenamientos básicos), como de katas (movimientos preestablecidos individuales) o Kumi-ken (combates con movimientos preestablecidos), fundamentalmente orientado al aprendizaje de técnicas defensivas para el desarme.

No olvidemos eso de que “hay que ser un buen Tori para ser un perfecto Uke”, es decir, no se orienta a la victoria sobre el rival como en el Kendo. Por tanto, podríamos decir que su aprendizaje…

… es igual, pero no es lo mismo.

 

Ahí tenemos una nueva diferencia así que, a estas alturas del artículo, quizá estemos preparados para responder a la pregunta…

¿Realmente tiene “ese punto” que va más allá?

 

Ha sido toda una experiencia y un lujazo asistir a todas las sesiones de entrenamiento, y francamente me supo a poco, pero a pesar de ello, he salido convencido de que lograr dominar las emociones, controlar la energía y ejecutar los movimientos con la fluidez necesarias, representan la verdadera dificultad del aprendizaje del Aikido.

 

¿Y la parte física?

 

También es común a todas las artes marciales, pero en este caso, va de la mano aunque un paso por detrás de los otros aspectos, o valores, más intangibles.

Me refiero al hecho de que el aprendizaje de técnicas de lucha o artes marciales puede estar orientado a la defensa personal, al deporte sin más pretensiones, o… a lo que llaman “Camino del Budo” o camino del guerrero.

En todos los casos hay que ser disciplinado, observador y persistente practicando una y otra vez cada técnica hasta el punto en que estén tan interiorizadas, que formen parte de nosotros mismos y fluyan como lo hace la misma respiración; de forma natural y refleja.

El ”Camino del Budo” moderno, añade el factor “ético” al aprendizaje, y si lo valoramos en sentido más tradicional, quizá hasta romántico, la vieja ética del guerrero samurái.

Mi conclusión, que como ya he comentado me gustan las Artes Marciales desde el punto de vista del desarrollo personal, es que visto que lejos de la competitividad y del afán de victoria, se trabaja la armonía y el equilibrio, el Aikido practicado por la vía del Budo, efectivamente va un punto más allá que otras artes marciales. Incluso se le valora como “una forma de vida” pacífica y tranquila, que proporciona la capacidad de tener un gran nivel de concentración y armonía personal.

 

Bueno, queda claro que…

… “de llamarme especialmente la atención”, el AIKIDO con mayúscula, ha pasado “a gustarme.”

 

Amigos, aquí lo dejo. Quizá me haya extendido mucho, pero espero haber podido plasmar de alguna manera, lo que esta experiencia me ha aportado en el conocimiento de este “Arte Marcial Moderno”.

 

Hasta el próximo artículo y como siempre, gracias por la visita. Espero que lo hayan disfrutado.

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