.. el que determina una correlación entre las condiciones lumínicas de una escena y la respuesta del sensor (químico o electrónico) a dicha luz, de tal manera, que…
… una escena muy luminosa puede requerir una sensibilidad baja,
mientras que…
… una muy oscura, una sensibilidad muy alta.
En cualquier caso, un valor orientado a permitirnos trabajar relajadamente con el resto de los parámetros (velocidad y diafragma), a fin de obtener una correcta exposición de nuestra fotografía sin necesidad de trabajar en los valores extremos, incluso a permitirnos utilizar valores a los que no llegaríamos con un ISO estandar.
Dicho de otra forma…
En función de las condiciones de luminosidad de la escena, necesitaremos “comprar un carrete” con una sensibilidad que nos permita trabajar cómodamente, con velocidad y diafragma medios, en dichas condiciones. Si las condiciones se oscurecían o aclaraban, siempre teníamos margen de compensar bien con el diafragma, bien con la velocidad, o bien con ambos.
Fácil ¿no?
Personalmente he trabajado con fabricantes como Ildford, Negra, Kodak o Agfa, y normalmente con carretes de 100, 200 o 400 ISO, pero también he disparado ocasionalmente con 800 e incluso 1600. Menuda época con las latas de 30m y a oscuras montando los carretes, o cuando engañábamos a la cámara diciendo que el carrete era de otra sensibilidad y lo pagábamos con más o menos ruido.
Una época en la que éramos muy creativos… 
Tras este ataque de nostalgia, hay que volver al presente y a la sensibilidad ISO de nuestras cámaras digitales actuales y futuras, hasta que se descubra una forma nueva de hacerlo más allá del relativamente conocido ISO Invariante, del que hablaré en otra ocasión.
En cualquier caso, todas las cámaras tienen algún tipo de control (electrónico o mecánico) para manejar la sensibilidad ISO de nuestra emulsión; el sensor.
Bien. Antes de seguir, quiero remarcar unos detalles. Toma nota de que…