Hasta ahora hemos visto los principales ajustes que podemos manipular (Diafragma, Obturador e ISO), y las distintas maneras (o Modos) que tenemos para disparar nuestra cámara con dichos ajustes, así que ahora toca valorar en profundidad el resultado para saber si los ajustes han sido los adecuados. No hay que conformarse con la referencia que nos proporciona el exposímetro.
Para ello deberemos “cuantificar” nuestra fotografía con algún parámetro objetivo cuya interpretación nos diga, aunque sea aproximadamente, cómo ha salido nuestra fotografía y ahí, es donde entra en juego el “Histograma”.
Antes que nada, debo decir que es inevitable adelantar algunos conceptos referentes a la luz, el color y la electrónica de nuestra cámara, cosa que trataré de hacer sin entrar en detalles pero lo justo para que sepamos de qué estamos hablando. Como aficionados y para empezar a manejarnos con el histograma, no hace falta bajar a mucho detalle, así que (…espero…) será suave.
Sabemos que la fotografía actual, es la consecuencia de que cierta cantidad de luz llegue a las células fotosensibles del sensor de nuestra cámara, y de que éste, la convierta en una señal eléctrica. Dicho de otra forma,
… cada “célula fotosensible” de las que componen nuestro sensor, responde a la información lumínica que recibe a través del objetivo generando una señal eléctrica proporcional.
Parece lógico pensar que esa señal eléctrica valdrá cero cuando no recibe luz o un máximo (por ejemplo, 1voltio) cuando recibe la máxima cantidad de luz que la célula es capaz de procesar.
A pesar de su sencillez, presenta un problema porque la conversión es lineal y generará tantos valores como nos proporcionen los decimales que queramos utilizar y eso, nos lleva a infinitos valores.
Para solucionarlo y hacer que toda esta información sea más manejable, se somete la señal eléctrica a un proceso de codificación que la convierte en información digital más manejable… y computable.
Veamos el siguiente gráfico.